No hace tanto calor, los paisajes alcanzan su mayor esplendor, los hoteles y albergues están menos masificados y son más baratos y, por qué no decirlo, nosotros también necesitamos ponernos a punto después de un verano de excesos. ¿Qué mejor manera que subiéndonos a una bici y haciendo una ruta ciclista entre hayedos, robledales o bosques mágicos? La naturaleza vive uno de sus mejores momentos con la llegada del otoño y no hace falta irse muy lejos para comprobarlo. De norte a sur y de este a oeste, en España hay muchos escenarios donde pedalear.
1- La Vía de la Plata.
Recorrido: de Sevilla (Andalucía) y Casar de Cáceres (Extremadura).
Distancia: 85 km.
Tipo de firme: caminos forestales no asfaltados y senderos.
Dificultad: media.
Más información: www.rutadelaplata.com y http://www.larutaenbici.com/es/info-app
La primera opción que os proponemos, la ruta Vía de la Plata, sigue la famosa calzada romana, el corredor natural que comunicaba el occidente de la Península Ibérica facilitando el comercio de los tartesos con el norte de la meseta en el siglo VII a. de C, y uniendo, originalmente, la Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga). Su trazado actual va desde Gijón a Sevilla, por lo que las posibilidades de rutas son variadas. Una buena opción para el otoño es optar por las cuatro primeras etapas, que discurren en tierras de la provincia de Sevilla y Extremadura, y que van de Sevilla a Casar de Cáceres.
El itinerario nace nada menos que en la catedral para, poco más tarde, cruzar el Guadalquivir, surcar campos de cereales y atravesar la Sierra Norte, pasando por localidades como El Ronquillo, Almadén de la Plata o El Real de la Jara, donde termina la primera etapa. El paisaje cambia totalmente a la entrada de Extremadura, dando paso a suaves praderas con ovejas y cabras pastando, y topándose con algunos puntos históricos interesantes como el castillo almohade árabe de Montemolín. Más adelante se llega al valle del Guadiana, con sus viñedos en plena vendimia, para acabar, después, en Villafranca de los Barros, fin de la segunda etapa.
La siguiente jornada tiene el valor añadido simbólico de pasar por la ciudad de Mérida, con sus ruinas romanas y el Museo Nacional de Arqueología. Se sube entre dehesas hasta la Sierra de Montánchez para concluir en Casar de Cáceres, donde se puede poner el broche de oro con un –merecido- homenaje a base de las famosísimas Tortas del Casar, D.O del queso original de este pueblo cuya fama ya es universal.
Imagen: http://www.larutaenbici.com/
2- El Camino del Cid
Recorrido: Daroca con Gallocanta.
Distancia: total, 1.700 km; rutas parciales, entre 200 y 300 km. La ruta de Daroca a Gallocanta, 49 km.
Tipo de firme: asfalto, tierra compactada y senderos.
Dificultad: media.
Más información: www.caminodelcid.org
De origen medieval, histórico y literario, esta ruta extensísima comienza en Vivar del Cid (Burgos) y concluye en Valencia, recreando (con ciertas licencias) el recorrido que hizo el Cid Campeador cuando fue desterrado por el rey Alfonso VI.
Aunque su diseño permite hacerla en coche (o caminando), el itinerario, que desde el principio pasa por varias comunidades autónomas, cuenta con 1.510 km de pistas y senderos, organizados en siete rutas ciclistas de diferentes extensiones y dificultades, de entre 50 y 300 km (entre 1 y 6 días de duración). Todas, con nombres relacionados con episodios del suceso histórico, están señalizadas, adaptadas y enlazadas entre sí y, al igual que en el Camino de Santiago, en cada parada (en más de 160 localidades de la ruta) hay que sellar una credencial, en este caso un “salvoconducto”, que da derecho a descuentos en los alojamientos.
Lo interesante de El Camino de El Cid es que se pueden elegir diferentes tramos y también visitar ciudades como Soria, El Burgo de Osma, Berlanga de Duero, Morella o Santo Domingo de Silos.
En esta ocasión, proponemos la ruta de Anillo de Gallocanta (Zaragoza y Teruel), que une Daroca con Gallocanta. Se trata de un recorrido circular de 49 km muy interesante para hacer en otoño, cuando las grullas y otras aves migratorias comienzan a llegar hasta aquí en su escala hacia destinos más cálidos desde África. Enlaza con la ruta Las Tres Taifas.
En la web de cada ruta se pueden consultar mapas, tracks, alojamientos, talleres…
3- Vía verde Manacor-Artá:
Recorrido: Manacor-Artá.
Longitud: 29 km.
Tipo de firme: Gravilla y tierra compactada.
Dificultad: media.
Más información: www.viasverdes.com
Hablamos ahora de una ruta por el levante mallorquín, siguiendo el trazo del antiguo ferrocarril Inca-Artà: desde Manacor, la capital del levante de la isla, a Artá, con el parque natural de la Península del Llevant. En el camino: la Mallorca más rural, la de los tradicionales campos de cultivo, con sus naranjos, olivos, almeces, almendros…, la de ovejas pastando y la de bosques mediterráneos (pino carrasco, encinas, romero…).
Tampoco pueden faltar las vistas al mar; y el paso por las localidades donde se encontraban las antiguas estaciones que todavía se conservan con sus caraterísticos edificios modernistas que han sido recuperados: Sant Llorenç des Cardassar (donde se puede hacer un alto en el camino y contemplar las vistas desde su mirador), Son Carrió y Son Servera (donde la ruta conecta con el carril bici que lleva hasta la playa para hacer un paréntesis y darse un chapuzón).
4- Ruta Calpe - Pinos - Benissa
Recorrido: Calpe-Benissa.
Longitud: 23,55 km.
Tipo de firme: asfalto y tierra.
Dificultad: alta.
Más información: http://www.senderosdealicante.com/
Con el omnipensente Peñón de Ifach al frente, la ruta sale de la estación de Calpe, una localidad muy apreciada por los ciclistas de toda Europa que vienen aquí a entrenar, gracias al clima benigno durante todo el año y a alojamientos especializados como el hotel AR Diamante Beach, con una infraetructura completa para los aficionados a este deporte.
Este interesante recorrido pasa por pinares, almendros y viñas, deja la Sierra de Oltá y asciende, primero, hasta llegar a la ermita del Sant de la Pedra (S. XVII), donde se encuentran las pinturas rupestres del Morro de la Francesa, exponente del Arte Rupestre Levantino (6000-4000 a. C), con escenas de caza, danza y recolección. Junto al edificio hay un mirador con vistas al Peñón de Ifach y toda la costa.
La ruta continúa acompañada de buenas panorámicas y cuestas exigentes hasta Pinos (13,28), con las sierras de Bernia y de Oltá en el horizonte. Allí termina la subida y se inicia el regreso. Ahora de bajada hasta Benissa, donde podrás darte una vuelta por su casco histórico: la iglesia de la Puríssima Xiqueta, el convento de los padres franciscanos o la Casa Museo Abagues, y disfrutar de una rica comida, un arroz, un mullador de bull (pisto de ventresca con atún) o los buñuelos de calabaza.
5-Vía verde del Plazaola
Recorrido: Lekunberri (Navarra) y Andoain (Gipuzkoa).
Distancia: 44 km.
Tipo de firme: tierra compactada.
Dificultad: baja.
Más información: www.viasverdes.com
Entre 1914 y 1958, un tren minero comunicaba Navarra con San Sebastián. Era conocido con el nombre de El Plazaola y famoso por la belleza de su trazado sinuoso, al paso por el valle del Leizarán, que salvaba la angosta orografía con varios túneles y puentes.
Desgraciadamente, en 1953, unas enormes inundaciones se llevaron por delante todas las instalaciones y la línea fue clausurada para siempre. Por fortuna, algunas décadas más tarde, parte de sus 90 kilómetros, los que hay entre las estaciones de Lekunberri (Navarra) y Andoain (Gipuzkoa), se han recuperado y se ha convertido en una vía verde, perfecta tanto para el senderismo como para las rutas ciclistas. La antigua estación de Lekunberri, una de las 13 que daban servicio al recorrido de El Plazaola, funciona ahora como oficina de turismo y se ha restaurando uno de los antiguos vagones con un espacio lúdico para los más pequeños (donde hay, incluso, un simulador de toda la vía verde que permite elegir las que más se adapten al gusto del ciclista).
Los principales atractivos para recorrerla en bicicleta es que es bastante sencilla (apta para todos los públicos) y que, entre túneles y hasta un acueducto, se cruzan los hayedos del valle de Larraun y los frondosos bosques del Leitzarán, que tiene su mejor momento durante el otoño, además de bonitos y pintorescos pueblos como Mugiro, Lekunberri y Leitza y Andoain.